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Los móviles de la emigración británica

Como tantos otros países afectados por los conflictos bélicos y las oscilaciones de su economía, el Reino Unido no ha sido la excepción.

Entre los años 1851 y 1921, esta nación alcanzó los porcentajes más altos de evolución demográfica, concomitantemente con una baja en la tasa de mortalidad, lo cual condujo a incrementar la población al interior y, al mismo tiempo, a su movilidad hacia otras tierras.

No obstante, es ya a partir del año 1880 que la natalidad se va estancando en esa nación, a un promedio estimado del 35 por 1.000, dando origen así a la inversión proporcional en la pirámide poblacional –fenómeno que vemos prolongado al día de hoy- con la predominancia de un mayor número de personas mayores.

En cuanto a la emigración hacia las tierras argentinas, el primer flujo está registrado a inicios del siglo XIX, movilizado por las condiciones resultantes de las denominadas Invasiones Inglesas, ya que muchos de los prisioneros fueron trasladados a las provincias de Córdoba y Tucumán, mientras que otro grupo que había participado activamente de las batallas contrajeron matrimonio, de forma voluntaria, con mujeres criollas.

Ya hacia la segunda mitad del siglo XIX, se produjo una afluencia mayoritaria de ejecutivos de empresas, terratenientes y comerciantes, todos ellos relacionados con el gran crecimiento de las inversiones británicas.

Particularmente en la Patagonia argentina, se destacó la presencia de británicos de origen inglés quienes, como Thomas Bridges sentaron bases en la provincia de Tierra del Fuego, en donde una de sus actividades principales desarrolladas fue la misional. Asimismo, sus descendientes prolongaron su estadía y desarrollaron su labor en estancias dedicadas a la cría de ganado ovino.

En esa misma zona sureña, en el año 1870, el entonces gobernador de Santa Cruz, Carlos María Moyano contrajo matrimonio con la kelper Ethel Turner, quien era sobrina del administrador colonial británico establecido en Malvinas. Subsidiariamente, esta unión facilitó la adquisición de grandes latifundios en esa provincia, quedando así en manos de afortunados súbditos británicos.

Cabe aclarar que dentro del grupo denominado bajo el término de “británicos”, eran incluidos varios subgrupos: en su mayoría irlandeses, seguidos numéricamente de escoceses y éstos, de galeses -en especial número en Chubut a partir de 1865-; mientras que los ingleses propiamente dichos constituyeron, comparativamente, una minoría que ocupaba los primeros puestos de las empresas de capital británico (por ejemplo, los ferrocarriles). Incluidos en este subgrupo, se hallaban los misioneros ingleses -principalmente metodistas y anglicanos-, quienes efectuaron un intenso trabajo en la región chaqueña, por lo cual aún hoy ciertas comunidades de pueblos originarios en esa zona utilizan, ocasionalmente, el idioma inglés.

Argentina es el segundo país de América Latina con más descendientes de británicos después de Chile. Asimismo, y con toda su variante de procedencia al interior de este grupo, los británicos constituyeron, en promedio, el 1.1% de la tasa inmigratoria a América del Sur, en aquéllas épocas.

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